viernes, 8 de julio de 2016

Conclusión

Tomado de: http://www.ocacchile.org/author/admocacchile/page/9/

Las maneras de violentar/ agredir a una mujer son diversas. Todo esto debido a la naturalización del machismo en el imaginario sociocultural que acepta de buena manera todas esas prácticas morbosas a las que se exponen las mujeres cuando salen de sus casas. Pese a que vivimos en el siglo XXI, las prácticas sociales latinoamericanas se reúsan a erradicar esa ideología machista porque se ha implantado fuertemente en la ideología de las personas. En este blog se analizó el acoso sexual en el transporte público quiteño y las diferentes campañas que buscan erradicar esta problemática social.

Pero, de acuerdo a mi criterio,  no basta con realizar este tipo de campañas si no se actúa por otros frentes. Tal vez, mejorando los sistemas de transporte público para que no lleven excesiva cantidad de pasajeros. Y, lo más importante promoviendo un cambio no solo de la mentalidad masculina, sino también de las propias mujeres. Pues, en muchos de los casos en los que se las ha agredido sexualmente dentro del transporte público, no han dicho nada por miedo o vergüenza a la reacción de la sociedad. O también no han hecho un gran problema porque creen que está en la naturaleza del hombre ser o comportarse así.


Finalmente, cada quien está en su derecho de elegir si apoyar o no a la erradicación de la desigualdad y violencia contra las mujeres. Pero cada vez son más personas, incluyendo a los hombres, quienes se unen a las campañas de lucha contra esta problemática social. Posiblemente, los rituales del habla y el poder del discurso han influenciado en gran medida en estos resultados.

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