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Tomado de: http://www.ocacchile.org/author/admocacchile/page/9/ |
Las maneras de violentar/
agredir a una mujer son diversas. Todo esto debido a la naturalización del
machismo en el imaginario sociocultural que acepta de buena manera todas esas
prácticas morbosas a las que se exponen las mujeres cuando salen de sus casas.
Pese a que vivimos en el siglo XXI, las prácticas sociales latinoamericanas se
reúsan a erradicar esa ideología machista porque se ha implantado fuertemente
en la ideología de las personas. En este blog se analizó el acoso sexual en el
transporte público quiteño y las diferentes campañas que buscan erradicar esta problemática
social.
Pero, de acuerdo a mi
criterio, no basta con realizar este
tipo de campañas si no se actúa por otros frentes. Tal vez, mejorando los
sistemas de transporte público para que no lleven excesiva cantidad de
pasajeros. Y, lo más importante promoviendo un cambio no solo de la mentalidad
masculina, sino también de las propias mujeres. Pues, en muchos de los casos en
los que se las ha agredido sexualmente dentro del transporte público, no han
dicho nada por miedo o vergüenza a la reacción de la sociedad. O también no han
hecho un gran problema porque creen que está en la naturaleza del hombre ser o
comportarse así.
Finalmente, cada quien está
en su derecho de elegir si apoyar o no a la erradicación de la desigualdad y violencia
contra las mujeres. Pero cada vez son más personas, incluyendo a los hombres,
quienes se unen a las campañas de lucha contra esta problemática social.
Posiblemente, los rituales del habla y el poder del discurso han influenciado
en gran medida en estos resultados.
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